Mi ferviente desvelo

Dentro de mi desesperación buscaba amarte.
Afuera de mi desesperanza encontré un rincón alardante.
Eres tú quién pretendía tender sus deseos en mi alma, el que encontró paz dentro de mí rebeldía desesperada.
Soportaste el desastre que dejaron; sin sueños ni convicciones de tener serenamiento.
Somos luz que se enciende cuando se roza esta piel insulsa y rugosa por las heridas cautelosas.
Bajo la vehemencia que llena el anhelo de pertenecer a tu pecho, conocí el nerviosismo y las piezas que unen nuestra proclividad.
La existencia gratifica que seas tu quien manda en mi desdicha.
Te quiero, te encuentro tan vago y disperso.
Tan frío y atento. Tan bello e indigno.
Eres el encuentro que mis ojos siempre esperaron creer.
El Temido futuro, el creciente presente, el degradado pasado...